A pesar de que muchos psicólogos y terapeutas aseguran la
exposición de cierta cantidad de horas jugando en red en Internet o en juegos de consola, tiene resultados
nocivos en jóvenes y adolescentes, existe un grupo de profesionales que
explican que los juegos, en una medida no excesiva pueden tener un efecto
positivo en diversos aspectos de su cotidianeidad.
Los videojuegos son una presencia casi omnipotente en más
del 80 por ciento de los niños y jóvenes de entre 12 y 25 años, quienes al
menos dedican una hora por día para este tipo de juegos. Hay varios estudios
que indican que la exposición a los videojuegos, ya sea en red o en consola,
puede tener derivaciones negativas en el comportamiento de la persona, sobre
todo en aspectos relacionados con las conductas antisociales, adicción,
violencia y depresión. Si bien estas conductas están altamente comprobadas por
cientos de estudios de campo, está surgiendo un grupo de investigadores que
argumenta que los videojuegos, a pesar de estos aspectos negativos, pueden ser
la base de construcciones cognitivas y en aspectos emocionales, muy importante
para las personas en formación intelectual.
Una de las premisas de estos investigadores de la
Universidad Pública de Nimega, Holanda, es no negar los aspectos perjudiciales
que puedan acarrear los videojuegos, sino mirar desde una perspectiva diferente
los beneficios psicosociales en el mundo real que traen los videojuegos. Los
especialistas argumentan que los juegos generan valiosas cualidades en la
mente, las cuales van a serle útil en su vida y que también van a fortalecer
comportamientos positivos, como el buen hábito de esperar un cambio favorable y
ser perseverante en la búsqueda de recursos para cambiar el curso negativo de
los acontecimientos.
En la actualidad, en Estados Unidos, el 91 por ciento de los
niños de entre 2 y 17 años juegan videojuegos, lo que hace que esto sea un gran
negocio que mueve unos 21 mil millones de dólares anuales en ese
país. En el aspecto global, la industria es multimillonaria y genera casi
100.000 millones de dólares al año y se espera que tenga un crecimiento sostenido
de alrededor del 9 por ciento anual.
Este crecimiento sostenido ha hecho que muchos sectores de
la sociedad lancen advertencias urgentes y apocalípticas contra los peligros de
esta cortina de luz casi continua significan los videojuegos y explican que
semejante exposición construirá un vínculo estrecho con la violencia y la
agresión. Es muy probable que este
enfoque de la mayoría de los analistas no disminuya ni cambie, sobre todo
debido a los frecuentes sucesos de asesinatos masivos en escuelas de los
Estados Unidos, los cuales se asocian a jóvenes que juegan videojuegos
violentos. Ésta es una realidad de la cual nada se puede objetar, aunque es algo
que no ocurre en otras sociedades en donde adolescente de edad y condición
social similar, también son usuarios frecuentes de estos juegos y no se convierten en asesinos.
A pesas de estos trabajos, los cuales forman un cuerpo
realmente interesante y deben tener consideración de los estudiosos del tema, el
grupo de investigadores holandeses consideró en su investigación los aspectos benéficos
que los videojuegos puedan tener en la formación intelectual y social de los niños
y jóvenes. Desde una perspectiva más equilibrada, lo analistas estudiaron la
naturaleza de varios videojuegos en donde se muestran situaciones realistas y
de naturaleza social.
Isabela Granic, Presidente del Departamento de psicopatología del desarrollo en el Instituto de
ciencias conductuales de la Universidad de Radboud, Holanda, y una de las
investigadoras del proyecto, sugiere que los videojuegos “proporcionan a
los jóvenes una experiencia atrapante e irresistible experiencias sociales,
cognitivas y emocionales. Además, estas experiencias pueden tener el potencial
de mejorar mental salud y bienestar en niños y adolescentes”. Granic añade que
los videojuegos son un ideal de capacitación para adquirir una teoría
incremental de la inteligencia porque proporcionan un sistema de recompensa inmediato
sobre los esfuerzos que exigen más destreza, una reacción más rápida y
soluciones más inteligentes y complejas.
El estudio propone que el fracaso en los videojuegos es
visto como una herramienta motivacional y que proporciona oportunidades
intermitentes para lograr un éxito a gran escala y sirve como un instrumento
para entrenar nuevos comportamientos en los jóvenes. Es decir que,
contrariamente a los que se espera, las experiencias de fracaso no conducen a
un estado irascible, frustrante o de tristeza, sino que los empuja a la
persistencia para conseguir la recompensa valorada, es decir el triunfo. “Cuando
se enfrentan a fallas, los jugadores están muy motivados para volver a la tarea
de ganar, y son optimistas implacables acerca de alcanzar su triunfo” explica
Granic y añade que muchos estudios conductistas sostienen que la persistencia motivacional
positiva puede conducir a un éxito educacional más duradero.
La adaptación, la construcción de nuevas estrategias, la
resolución de problemas, la adaptación y la reevaluación de nuevos escenarios,
son herramientas que los analistas ven presentes en los videojuegos como un
instrumento claramente vinculado al logro de metas. La capacidad de los
jugadores para adaptarse a nuevas situaciones y a retos novedosos, generan la
capacidad de buscar la manera más correcta de alcanzar los fines de forma más
eficientes. Esto no significa que los jóvenes no sientan frustración
o ansiedad, lo que muchas veces termina con jugadores rehaciendo todas sus
estrategias de nuevo. Esta situación, según los investigadores, crea mayor
flexibilidad en la adaptación a las nuevas estructuras de reglas, sin la cual
crecería la frustración.
Los videojuegos muestran un cambio constante de reglas y
sistemas en los cuales los participantes deben adaptarse, crear alianzas y
lealtades, moverse de diferentes maneras y aprender de los errores. De esta
manera, el mundo virtual empieza a dibujar cuáles son los comportamientos sociales
de los jugadores, sus ventajas y sus zonas más vulnerables. Los avatares con
los que juegan los jóvenes se pueden convertir en herramientas para la adaptación
y una reacción rápida y flexible a cambios frustrantes de la vida real.
Fabián Bataglia
Fabián Bataglia
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